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La crisis no pasó. Es más. Lejos está de convertirse apenas en un mal recuerdo. Sin embargo, la ilusión ha despertado.

Tras la renuncia de Gary Soria a la presidencia del club, los “nuevos aires” han llegado desde Buenos Aires. El argentino Cristian Díaz, que acaba de ser padre, volvió a tomar las riendas del plantel y encara, así, su nuevo ciclo al frente de Wilstermann.
Claro que se trata de una era totalmente distinta a la de 2019, cuando Díaz se sumó a un proyecto que no estaba asfixiado producto de la economía interna. Ahora, el argentino encara la dirección técnica de una institución que se ve amenazada no solo con la pérdida de categoría, sino con la desaparición.
Y es consciente del panorama. En la presentación oficial de ayer, el estratega expresó su satisfacción por haber vuelto a Wilster, aunque también dejó en claro que es muy realista. Por ello, encontrar la paz será su principal objetivo.
“En 2019 me presentaban para iniciar un proceso en Wilstermann diferente, un proceso en el que el club estaba en otra situación económica. Era mucho más fácil sumarse a ese proyecto. Era otro plantel, era otra realidad. Estamos lejos, desde todo punto de vista, de cualquier ilusión grande. Una ilusión grande es que este año Wilstermann lo transite buscando paz”.
La posibilidad de amarrar cualquier premio internacional es el deseo que estará anclado a la esperada permanencia. Al menos, así lo entiende el entrenador, que vincula la “paz” de la continuidad en primera división con un boleto internacional.
“Esa paz estará ligada a que, a fin de año, Wilster esté en primera división. Parece mentira estar hablando de esta manera, pero es la realidad. Si lográsemos, a partir de mucho laburo durante todo el año, llegar a un premio internacional por chiquito que sea, será mucho más que haber sido campeón en 2019. Este va a ser un viaje con muchas turbulencias. El objetivo es aterrizar la nave a final de año en lugares, Dios quiera, impensados en cuanto a premios internacionales”.
Díaz dirigió ayer su primera práctica de retorno. Anhela que su segundo ciclo en el club sea próspero, aun ante la galopante crisis y con una institución acéfala.