Equilibrio del poder futbolístico en las RRSS

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En el año futbolero 2020, los equipos cochabambinos Aurora, Palmaflor y Wilstermann comenzaron sus campañas en la selva de césped, entre mal, regular y bien.

Nadie cuestiona el esfuerzo dirigencial de los clubes, para presentar planillas con los mejores jugadores, que sus posibilidades les permite contratar en la temporada.

La casualidad presenta en los primeros cuatro pasos, igualdad con seis puntos, producto de victorias en casa; Aurora venció a Real Potosí y a Wilstermann en el clásico 147; el equipo de los varios nombres derrotó a Royal Pari y Guabirá; el vigente Campeón Nacional superó a Guabirá y Blooming.

Los tres perdieron de visitantes hasta ahora, con resultados apretados, por lo que la calificación parcial es de aprobación y expectativa.

En la época de las RRSS, la participación activa de muchos seguidores, aunque con cargo a valoración, ya se toma en cuenta. Había entrenadores que se jactaban de no escuchar, ni ver ni leer comentarios de los programas deportivos, confiando solamente en su propio conocimiento, experiencia y criterio.

Seguramente, hoy, algunos dirán que tampoco toman en cuenta la inmoderación de algunos comentarios, pero la verdad es que es un instrumento respetable de comunicación, con el discernimiento del caso.

Ejemplos de su efectividad son la permanencia de Alejandro Melean en Wilstermann, que estaba descartado por el técnico, sin considerar que todavía es pieza fundamental en el andamiaje. Las RRSS no consiguieron el mismo resultado con Nilsson, ni su llanto viril conmovió al técnico ni dirigentes que prefirieron a Orfano, que llegó de delantero y ahora solo le falta alternar en el arco.

El fútbol profesional es una potente vitrina, donde los egos pueden ser destruidos de un momento a otro, por eso los jugadores deben asumir y soportar las críticas, así como los halagos, cuando sus actuaciones los convierte en ídolos.

Cada partido es una batalla, de una guerra que todos quieren ganar. La convivencia es fundamental entre dirigentes, técnicos, jugadores, periodistas, los internautas conocidos y anónimos, que seguirán expresando su opinión, por su libertad consagrada en la Constitución.

El periodista de cualquier medio, así tenga simpatía por algún equipo, no puede disfrazar la verdad, vista por miles de ojos.

Fuente(s):
Opinion / Moisés Revollo H.
Jorge Wilstermann