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A 16 días del debut en la Copa Libertadores, Wilstermann no se muestra contundente en el torneo local y el análisis de hinchas y exdirigentes apunta a sonar la alarma.
El Rojo tiene tres partidos antes de iniciar su participación en el torneo más importante de Sudamérica y, la semana pasada, el pedido de los jugadores fue que apoyen a su equipo. Es evidente que existe preocupación, el vigente campeón del fútbol boliviano no halla contundencia y muestra una serie de falencias.
Las comparaciones son odiosas, sí. Pero en esta oportunidad, quizá hay que considerar que el corazón y el coraje que ponga cada jugador también juega un papel fundamental.
Pura poesía, nada de realidad (eso pueden pensar). Y puede parecerlo. Pero cuántas veces se elogió el coraje y amor propio de un equipo que, golpeado por la falta de sueldos o por otros problemas internos, logró resultados inesperados en una cancha complicada.
Aquí viene la comparación: San José frenó en seco al líder, Always Ready, en El Alto. Difícil de creer pero sucedió. El Santo arrastra serios problemas económicos y logró un resultado inesperado.
Volviendo a lo de Wilster. La resaca del título debe pasar en el menor tiempo posible para levantarse antes del debut ante Colo Colo.
En una ocasión anterior, escribí que el apoyo de la hinchada sería fundamental para lograr sus objetivos y quizá llegó el momento para que los seguidores del Rojo recuerden la cantidad de gente que alentó en la puerta del hotel donde se alojó su equipo, un día antes de coronarse campeón.
Volver a entonar aquel cántico que significó que luego gritaran el gol. Creo que ese momento volvió otra vez, porque el 4 de marzo no sólo serán Wilstermann, pues llevarán también el nombre de Bolivia.
La técnica no se deja de lado, porque de eso aflora el resultado, pero la buena combinación con el coraje de un equipo sólido y que cree en sí mismo, puede dar un panorama diferente del que se tiene ahora.