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La novela de los despidos y el paro de futbolistas en Wilstermann llegó a su fin luego de cinco capítulos que mantuvieron en vilo a sus aficionados.
Los jugadores le doblaron el brazo a los dirigentes, que tuvieron que retroceder en su determinación de despedir a Santos Amador, Nicolás Suárez y Jaime Cardozo.
Con esta decisión, la normalidad vuelve a Wilstermann que vivió su peor crisis desde el pasado jueves.
Sin embargo no vuelve la calma, pues hay días perdidos de trabajo y un compromiso vital el próximo domingo ante Bolívar en Cochabamba.
En ese partido Wilster decidirá gran parte de su futuro, que debate entre luchar por una plaza en algún torneo internacional ocupando el segundo o tercer puesto, y quedarse con las manos vacías por segunda vez consecutiva.
La jornada comenzó con un amago de abandono de la práctica, porque aún no se había llegado a un acuerdo entre jugadores y dirigentes.
Sin embargo, el cuerpo técnico, encabezado por Marcelo Carballo y Gastón Taborga, permitió que los tres futbolistas, cuyo futuro aún no estaba decidido, se sumasen al entrenamiento.
Los aviadores volvieron al campo de prácticas en la cancha 6 del estadio Félix Capriles, donde realizaron su primer entrenamiento de los últimos cinco días en Cochabamba.
Sobre el hecho, los futbolistas que estuvieron a punto de ser marginados de Wilstermann, aseguraron que la dirigencia no les aclaró las condiciones en que eran retirados.
Contaron que se enteraron primero por los medios de comunicación, y no por un comunicado directo por parte del club.
Explicaron que de cualquier forma estaban dispuestos a marcharse, pero que antes de ello, la dirigencia debía manifestar oficialmente las razones del despido, así como la forma en que se cumpliría con las obligaciones laborales, como el pago de los dos salarios que aún quedan por delante, mientras su vínculo contractual permanezca en vigencia. Amador, Suárez y Cardozo tienen contrato hasta fines del mes de mayo.
Por su parte, la dirigencia explicó que la situación era clara y que los futbolistas conocían los motivos de su despido, así como la seguridad de que el pago de la totalidad del contraro sería cancelado junto al resto de los futbolistas.