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Dedicó más de medio siglo de su vida a la tinta, al micrófono, a los pasadizos del mundo deportivo, y a enseñar el camino a los desorientados y novatos comunicadores.

Si hay alguien distinto en el periodismo deportivo boliviano, si existe un hombre capaz de conmover no solo por su vozarrón -que claramente es singular- sino por el mensaje detrás de sus palabras, ese es Rolando Gamarra Urizar.
Exeditor de la sección deportiva de OPINIÓN y con fuerte vocación por la radio (surgió en radio El Sol), don Rolito (así lo han llamado y lo siguen llamando de cariño) fue homenajeado por Wilstermann en la Noche del Aviador.
Ni bien se subió al escenario, tras ser elogiado por Omar Mustafá, presidente de la institución roja, Rolito hiló un mensaje que conmovió a todos. Probablemente, no quedó ninguno ajeno a la emotividad espontánea, necesaria para descomprimir el momento.
Su presente es de batalla. Es un luchador con todas las letras. De lo contrario, no se explica su temple para afrontar con tanta gallardía el cáncer gástrico, la enfermedad que no puede con él, con su voluntad y su nitidez mental.
Mustafá sabe que el nacido en Chuquisaca y abrazado a Cochabamba es un emblema del periodismo boliviano. Y se lo dijo.
«Una gran persona, gran periodista, gran ser humano… un gran luchador de la vida, un buen vecino, un buen amigo», expresó el dirigente, sobre el escenario.
Y cuando le tocó tomar la palabra, el experimentado Rolando se mostró fuerte, se animó a aconsejar a los hinchas de Wilster a apoyar más que nunca a la institución y confesó su amor por los colores rojo y azul.
«Es cierto que el cáncer gástrico puede destruir físicamente, pero no mentalmente. Cochabambinos, es tiempo de sacudirnos. por nuestra indiferencia se ha perdido Lloyd (aerolínea extinta). Da bronca, mucha bronca, cuando hay campeonatos nacionales de basquet, de voleybol… hace años atrás, torneos nacionales se suspendían porque Cochabamba no estaba presente. Hoy, si dicen que Cochabamba no va a ir, la respuesta es ‘mejor’. Qué bronca. Tenemos que sacudirnos esa indiferencia (…)».
«Mi corazón late con esa intensidad y taquicardia por Wilstermann», continuó.
Solicitó que los simpatizantes del equipo en crisis le tiendan una mano a la dirigencia actual. «Denle, por favor, el apoyo mayúsculo, a los actuales dirigentes, al doctor Omar Mustafá. No deben dejarlo solo. Hay pocos valientes que en momento difíciles se animan a tomar las riendas cuando el barco se hunde. Este no es el Titanic, es la institución que merece todo nuestro apoyo».