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Un emotivo discurso del presidente, otro del presidente de la Liga, 14 distinciones, un vino dehonor y listo.
El estrecho programa del acto central de celebración oficial por los 62 años de vida de Wilstermann trancurrió entre lo austero y casi el anonimato. Y es que apenas llegaron a 35 las personas que llegaron hasta el auditorio entre exdirigentes, invitados y periodistas, es más sólo un 40 por ciento de los distinguidos estuvo presente durante la ceremonia.
Sin embargo ese ambiente muy familiar permitió ver a los verdaderos wilstermanistas. Algunos junto a sus hijos, otros solos, con el orgullo a cuestas. Con el momento más oscuro de la historia económica e institucional encima, pero dejando como lección la presencia incluso en los momentos más difíciles.
Porque ésta es la constante del hincha “aviador”. En éxito se multiplica por millares y en fracaso se los cuenta con los dedos de una mano.
Anoche ese grupo de hinchas rindió homenaje a una de las mayores instituciones del fútbol nacional, a sus héroes, a los grandes dirigentes que ya no están en este mundo.
Pero lo más importante, brindaron por los tiempos que vendrán que según esperan, serán siempre mejores; por la vuelta al torneo de la Liga y por la conquista del único trofeo nacional que falta en sus vitrinas: el del título de la Copa Simón Bolívar.
Paradógicamente ahora que Wilstermann no juega en la categoría profesional, por primera vez en su historia estrenará este sábado un campo de juego propio. Y lo hará con un programa especial y entonces se desatará una verdadera fiesta, con grupos musicales, autoridades invitadas y futbolistas de todas las épocas, en el comlplejo “aviador” de la lagna Alalay.